A medida que
va creciendo y mejorando en ciertos aspectos, Cartagena de Indias va recalcando
que es una ciudad de grandes contrastes. La dinámica actividad turística, y la
parte acaudalada (que en cierta manera se relaciona también con ésta última)
discrepa enormemente con numerosos sectores humildes; que no sólo están
presentes en la periferia sino en varios puntos dentro de la jurisdicción de la
misma. Mientras que el debate de que si se le está dando lo suficiente a dichos
sectores y al nativo en sí permanece, el personaje de William Castro coopera a
su medida en dichos sectores menos favorecidos, y a su manera. Este promotor de
cultura se dedica, entre otras actividades, a proyectar películas
significativas de la rama independiente del séptimo arte por estos lugares. En
su juventud, pasó por las carreras universitarias de Medicina, Literatura y
Derecho; y hoy día emprende una labor social sin ánimo de lucro ante la
indiferencia que él notó en las élites y en la academia misma en cuanto al
principal problema según su punto de vista: el ámbito cultural, que, según sus
propias palabras, es el primero que se debe trabajar e inculcar de buena manera
desde la educación básica y temprana edad.
¿En qué se diferencia William Castro
de Pedro Badrán?
R/:
En realidad se parece mucho a mí porque tiene aspiraciones parecidas, en
realidad la aspiración principal por la cual yo hacía eso se debía a dos
razones: la primera, yo tengo una vocación hacia lo social y yo andaba tratando de descifrar la ciudad,
o sea, desde lo cultural, el desarrollo de una ciudad, la lucha contra las
desigualdades y las posibilidades de
otras alternativas de vidas no pasa por
lo económico y lo político primero sino por lo cultural. Es decir, si
entendemos lo cultural, de ahí podemos pasar a entender lo otro. Yo tenía que
entender las dinámicas culturales de todo lo que se hace en esta ciudad: desde
lo folclórico hasta el cine club, el rock, los que hacen videos y producción
audiovisual, los que escriben, los poetas, los que hacen teatro, los que hacen títeres, los que hacen las universidades en las casas
culturales, etc. Entonces yo me enfrenté a eso, para entender que hacen. En mi
observación he visto cosas y mi
principal objetivo es ver qué pasa, intentar
escribir algo de tipo investigativo que dé respuesta a todos los
problemas que pasan en la ciudad, y a partir de esa misma investigación
producir, si puedo, un proyecto de tipo cultural que responda a ese vacío en la
ciudad. De hecho eso significaría pensar en un proyecto y aliarme con otras
personas, porque no lo puedo hacer solo y, por otro lado lo que yo quiero mirar
es estas dinámicas de la ciudad, pero con el objetivo de escribir cuentos y
novelas. Entonces si te das cuenta hay como tres cosas: lo político-social, lo
académico y lo creativo. La mayoría de mis ideas creativas como para un cuento
lo veo y lo conservo, la gente conozco, las interacciones, las tensiones,
porque siempre cuando yo voy hay como debate.
Hay
un texto que es muy corto y te puede servir para lo que estamos haciendo aquí,
este se llama: “Sobre la orfandad académica”. Este libro habla de mi paso por
las tres carreras; Medicina, Derecho y Literatura, y lo que encontré y porque
me decepciono un poco de la academia. Yo sentía que había un corto circuito
entre la academia y la población, o sea, que lo que se dice en la academia por
alguna razón no tiene efecto sobre la población de la ciudad en la que se está
haciendo academia. Por ejemplo, la Universidad de Cartagena; yo iba a seminarios, se debatían problemas, pero yo iba a los
barrios y no había ningún enlace que llevara esas discusiones o que tuviera
efecto sobre la población; entonces hay una desarticulación, que es lo primero
que a mí me alerta y es lo que me lleva a profundizar ese ejercicio.
Opina que existe una gran desconexión interna en las
personas que promueven cultura de distintas maneras, debido a la cantidad de
organizaciones similares que existen, que son, a su vez, distantes y
minúsculas; y otra entre estas mismas y las entidades gubernamentales locales,
las cuales, según sus palabras, crean un escenario donde no proyectan al nativo
como consumidor y/o espectador de los múltiples eventos culturales que se
realizan.
¿Por
esta deserción académica has notado que hay un vacío cultural?
R/:
Esa discusión yo la llevo casi a todos lados. Lo que yo siento que hay mucha
gente haciendo cosas. Evidentemente, es una minoría comparada con la población
de la ciudad, pero hay mucha gente haciendo cosas. Hay gente haciendo música,
videos, literatura, labores sociales, pero no se conocen entre sí, son como
grupos que están aislados y no hay una conexión como estado de empresa privada
y no hay una conexión entre ellos; sino como por ejemplo: entonces en tal
barrio Las Palmeras están haciendo una cosa por allá, pero nadie sabe que la
hace, y esa cosa que hacen es interesante y que reúne a la población y la gente
vive alrededor de eso, creo que no produce dinero, pero si produce cohesión
social, pero es una cosa anclada de que hacen por allá en Las Palmeras. Por
ejemplo, están unos ‘manes’ por allá en el Socorro, la mayoría estudia en la
Universidad de Cartagena y tienen una asociación que se llama Cultura y Otredad,
y esos ‘manes’ hacen cosas interesantes con madres solteras y vainas así, con
niños; hay otros que hacen títeres y trabajan con ancianos y van a los hogares
de vida; pero o sea, está desarticulado, no hay una cosa que los aglutine y son
cosas que quedan como en 30 personas, pero no tiene una irradiación a la
ciudad, porque no hay una conexión con el estado y la empresa privada y con el
lugar donde se produce academia. Las universidades, hay pocas investigaciones
sobre eso, la gente como que anda en otro cuento y eso genera una desconexión y
precisamente para que esos proyectos sean viables hay que formar público que
aquí en Cartagena no lo hay. Por ejemplo, tú puedes ser muy bueno en teatro,
montas un obra de teatro aquí y te irán unas 10 o 15 personas, pero la
población en general no está adaptada para el teatro, ni para leer cierto tipo
de literatura, ni para ver cierto tipo de cine. Entonces a la gente le queda
RCN y Caracol y le queda el cine comercial hollywoodense, pero hay toda una
oferta y variedad de cosas y eso es lo más curioso, porque en esta ciudad se
hace mucho evento, pero la población cartagenera no va, por ejemplo yo voy al
Festival de Cine, Hay Festival, al
Festival de Música y así mismo como voy a eso voy a un barrio, voy a Olaya,
pero lo que veo siempre es una desconexión. Cuando yo estoy en el festival de
cine, yo me quedo en la rueda de prensa o me quedo en una actividad académica y
cuando veo estoy rodeado de puros cachacos y solamente hay una o dos personas
de aquí, y eso que estamos en Cartagena y casi siempre somos los mismos en
todos los eventos. Esa es la situación y si te das cuenta la ciudad termina
siendo una especie de ciudad donde hay mucho evento cultural, pero el habitante
de la ciudad no es el consumidor de éstos, sino una minoría de la ciudad, una
población flotante que viene aquí por alguna razón, un seminario, un congreso o
alguna razón de algo, extranjero y gente del interior y muy poca gente de
Cartagena, entonces la ciudad es como si fuera un escenario, pero no tiene el
público apto y la situación social que genera que el público vaya allá.
Entonces, tú te haces una cantidad de preguntas: ¿Qué pasa con el sistema
educativo? ¿Qué pasa con la academia? ¿Qué pasa con las políticas culturales y
públicas de la alcaldía o de la gobernación? Entonces hay algo que no está
funcionando y precisamente esa es la obsesión que me mueve a mí a ir y ser
gestor cultural.
Como promotor cultural, William Castro ha encontrado
soluciones que le resultan fáciles debido a sus gustos y a su vasto
conocimiento en áreas artísticas, sociales y humanas. Sin embargo, describe al
desinterés de la población objetivo y las diversas organizaciones que se
empeñan a ejercer actividades similares como uno de los principales problemas,
ya que ésta y la falta de apoyo, que van agarrados de la mano, no permiten la
promoción de las susodichas, conllevando esto al desconocimiento de las mismas
para la gran mayoría de las personas con las que él piensa coadyuvar en este
aspecto formativo que considera tan importante.
¿Qué
posibles soluciones se les puede brindar a este desconocimiento cultural que
tiene la sociedad ahora?
R/: Bueno,
el tema no es fácil. De hecho, yo leo mucho sobre el tema, y cuando te digo que
leo no solamente es que leo a nivel local, porque hay muchos autores de
referencia internacional que plantean el tema de consumo cultural y las
industrias culturales. Por ejemplo, que la lucha es un poco de la
globalización. Por ejemplo, Hollywood, las grandes productoras de cine, las
grandes productoras de música como Sony Music, y todo eso está enfrentado.
Cuando tú lo ves te das cuenta que hay otros planos de producción de música que
son más locales y que no tienen una aspiración de ser famosos o de tener
dinero, pero hacen muy buena música y ese es el enfrentamiento que hay ahí y
ese enfrentamiento es de intereses.
Siendo
un escritor hacia lo cultural, ¿cómo ves a la gente que no te brinda cierto
apoyo?
R/: Yo
he encontrado voces de apoyo, pero en lugares específicos donde está ocurriendo
el evento, que por lo general son muy pocos. Pero ahora hay otra cosa por la
cual soy optimista, aunque sea más pesimista y realista que optimista, pero hay
pequeñas luces de esperanza que uno va viendo en el camino. Yo hace 10 años no
vivo lo mismo que estoy viviendo ahora, yo ahora estoy viendo más producción
cultural, más gente entrando aunque sigamos siendo minorías, pero hay más que
hace 10 años. En la Universidad veo ahora pela’os que están haciendo cosas
parecidas también, pero están siendo más organizados, más estructurados y son
más visibles. Por ejemplo, casi la gente no conoce que yo hice eso, la gente no
sabe que yo iba a barrios, eso era cosa mía, pero ellos lo están visibilizando
formando fundaciones con personería jurídica haciendo muchos colectivos, son
interdisciplinares, por ejemplo, Ciudad Móvil. Entonces uno se queda como,
“aquí hay algo” y esas son las pequeñas luces de esperanza.
¿Te
has puesto en contacto con la Alcaldía de Cartagena para buscar cierta ayuda?
R/: No,
ese fue un error que cometí, porque yo no era muy hábil para hacer conexión ni
para hacer alianza ni entablar amistades con personas que estuvieran haciendo
algo similar y esa es una de las cosas que estoy tratando de corregir ahora,
para que el proyecto, si lo llego hacer, sea más sólido. Entonces es
fundamental hacer alianza con otras personas y ver qué ofrece el estado, que
tengo entendido que no es mucho, ver qué ofrece la empresa privada y qué
pasaría si fuera un proyecto vinculado a una política pública, obviamente con
gente honesta y que tenga interés en el tema. Y la pregunta sería, ¿cómo se
activa ese dispositivo en las personas para que el empresario crea eso?
¿Crees
que la cultura en Cartagena está determinada por sectores?
R/: No.
Hay diversidad, que es distinto y eso en sí no es un problema. O sea, tú vas a
Olaya, a Las Palmeras, al Socorro, a Getsemaní, a Bocagrande, Manga y eso da un
punto de vista más general de hacia dónde va esta cultura Cartagenera.
El
problema no es que no haya diversidad, porque diversidad hay, pero no somos
iguales en definitiva, y la idea de una igualdad absoluta no es posible.
William Castro piensa que los medios están completamente
desinteresados de la actividad cultural que él promueve. Pero estos, en su
opinión, sólo representan una parte de todas las personas y entidades donde
está centrada la mayor indiferencia ante la misma.
¿Tú
crees que la gente no va, porque no está informado por los medios?
R/: Los
medios de mayor difusión, que son los comerciales RCN y Caracol, eso a ellos no
le interesa, a las emisoras tampoco les interesa eso y evidentemente el 80% de
la ciudad no se va a enterar nunca y es como si eso no existiera. Por eso,
existe el problema de la desinformación y los que tienen el poder de informar
no les interesa que la gente se entere porque eso no es rentable o eso pa’ qué,
no tiene grandes patrocinadores, no están pagando… Entonces, por ejemplo, ¿a La
Mega por qué le va a interesar abrir este espacio? A menos que sea algún amigo
de ellos, me imagino, pero es muy raro. Yo con ayuda de la radio hiciera
películas todas las semanas en tal lugar y la radio me publicitara,
evidentemente tendría mayor público, pero no es así. A nosotros solamente nos
queda el papelito que reparte o pega y eso no lo lee todo el mundo. Incluso yo
en la calle he repartido papelitos y la gente los bota. Me acuerdo un día que
saque 1000 copias para una actividad y veía como la gente tiraba los papeles en
el suelo.
El trabajar sin ánimo de lucro, es uno de los pilares de su
emprendimiento. Además de considerarlo totalmente irrelevante por la meta
social que se busca, y la población con la que se trabaja, encuentra que su
labor es bastante asequible económicamente, arguyendo que la mayoría del
material que utiliza ya lo posee o lo puede utilizar en casa.
¿Cuánto
gastas más o menos en tus proyectos culturales?
R/: Yo
no establecí nunca un criterio de cuánto gastaba, porque esto estaba muy pegado
a que esto era una afición mía. Por ejemplo, yo compraba películas y eso era un
gasto y eso iba a mi colección, pero luego de esa colección yo derivaba ciertas
películas para mi actividad. Entonces, yo no hacía el riguroso ejercicio de lo
financiero porque eso igual yo lo veía como una cosa mía. Por ejemplo, yo tenía
que comprar un telón de proyección y lo compre de segunda y cuando iba a los
barrios el video beam se lo quedaban viendo algunos, y yo no contaba con el
apoyo de la policía. Los únicos que me apoyaban eran algunas personas que eran
líderes del barrio, y les decía que cuando se acabara la película no me dejaran
solo, sino que me permitieran recoger y me acompañaran a coger el taxi; y si no
lo decía, me podían dejar solo y ahí si me podían atracar (risas). Entonces el
video beam, la película, el telón, el DVD, todo eso lo tenía que poner yo y yo
no lo calculo como un gasto económico porque eso es mío y me sirve en mi casa.
Numerosas anécdotas tiene para contar este emprendedor
social y autor. Desde peligros de robo de su material de trabajo, hasta
malentendidos y falta de comunicación con colegios y bibliotecas con las cuales
ha cooperado. Lo han tildado de insano en innumerables ocasiones, incluso por
allegados suyos, quienes no comprenden que él prefiera ejercer este trabajo no
tan genérico, a uno afín a sus estudios profesionales.
¿Cuál
es la mejor anécdota que te haya marcado?
R/: En
cada lugar te pasa una vaina extraña. Por ejemplo, un día estuve en el
Campestre proyectando una película en el estadio de softbol y se llenó, pero
estaban unos pela’os merodeando, pasaban y se quedaban viendo el video beam. Entonces,
yo le dije al oído a varios que cuando se acabara la película no se fueran
porque habían 4 pela’os que estaban por ahí que se quedaban viendo el video
beam y alguien llamó a una patrulla de la policía y no se acercaron más, pero
eso era fijo porque la actitud de ellos era ver que se podían robar cuando eso
quedara solo y eran como las nueve de la noche. Otra anécdota, por ejemplo,
cuando tú preparas una actividad. Por ejemplo, yo una vez fue a la biblioteca
Pablo Neruda de un barrio que se llama Chile y estaban conmemorando el
natalicio o la muerte de Pablo Neruda. Entonces, yo tenía que ir a dar una
conferencia sobre Pablo Neruda y una película y yo llevé una película Italiana
que se llamaba “El Cartero de Neruda”. Yo llevo la película y estaba programada
para las 10 de la mañana, entonces, por ejemplo, a la biblioteca iban a llegar
todos los colegios de la zona entonces llegan a las 11 y esas son anécdotas que
pasan. Otra sería cuando te dicen que realices una actividad y las edades son
14, 15 y 16 años, entonces tú preparas una actividad para estudiantes de grado
9, 10 y 11 de bachillerato que son más maduros y te llegan con estudiantes de
pre-escolar y de primaria; y me ha tocado llevar provisiones de otras películas
para diferentes edades para poder improvisar y cambiar la película. Una vez iba
a pasar una película que contenía que trataba sobre la vida sexual para
estudiantes de 9, 10 y 11 y me traen niños de primaria con 8, 9 y 10 años
(risas). Otra anécdota es que esta actividad me ha traído rupturas amorosas,
porque no es fácil que una mujer comprenda lo que hago, y también porque no
estás ganando dinero, y los familiares te cuestionan como: ¿tú que estás
haciendo? Por ejemplo, mi papá que no tuvo educación universitaria y como que
dice “¿Este hijo mío que está haciendo? ¿Por qué no se preocupa por conseguir
un trabajo donde gane 6, 7 millones de pesos? ¿Por qué está haciendo esto?”
Entonces la apreciación desde afuera de mucha gente... y entonces es doloroso
porque la gente cercana te dice “es que tú estás loco” Pero como yo tengo mis
razones claras por las cuales hago esto, y no me afecta tanto. Pero hubo un
tiempo en el cual yo estaba más joven y sí me afectaba, porque mis familiares
no comprendían lo que yo estaba haciendo.
William Castro también considera pertinente la
constantemente cambiante realidad de Cartagena de Indias, salvo en la situación
de que se le resten al nativo las oportunidades, mientras que aumentan las del
foráneo; situación que no es para nada equitativa.
¿Tú
piensas que Cartagena es más que el turismo y sus murallas en el aspecto
cultural?
R/: Sí.
De hecho, de eso se trata también. O sea, esta ciudad está diseñada para el
turista y el nativo se piensa más de una posición de servicio, para el trabajar
e ir a la casa.
Pero
ahí estás hablando como en lo económico.
R/: Sí. Por eso, nos descuidamos del
nativo y es más fácil. Por ejemplo, el Festival de Música que es el más
evidente, incluso ninguno de los tres eventos que se hacen aquí, el Festival de
Cine, el Festival de Música Clásica y el Hay Festival no están pensado para el
cartagenero, están pensado para la gente del extranjero y se justifican
enviando a escritores a barrios pobres y haciendo concierticos gratis y si te
das cuenta la ciudad no está respondiendo al nativo, sino al visitante.
Cartagena es una ciudad volcada al visitante y eso no está mal. El problema es
que hayas olvidado al nativo.
5 comentarios:
William Castro, un personaje digno de admirar, como él son muchos y a la vez muy pocos los cartageneros que se interesan por construir cultura y concientizar a la ciudadanía del valioso patrimonio que tenemos.
Resulta muy curioso que este personaje con tres estudios profesionales realizados, muestre tanta pasión y entrega a trabajar por esta labor, que como lo ha mencionado no ha sido nada fácil ni muy bien respaldada, sin embargo, las ganas por lograr una Cartagena diferente, mas humana e interesada por el progreso lo motivan a seguir adelante con sus proyectos.
Esta entrevista permite, entre otras cosas, que nosotros como jóvenes cartageneros, reaccionemos ante la actitud indiferente que evidenciamos con el sinnúmero de actividades que se realizan en nuestra ciudad y con el cuidado de la misma, que nos animemos a querer lo nuestro, valorarlo, respetarlo y a participar activamente de todo aquello que contribuya a fortalecer la cultura ciudadana. Como jóvenes debemos sentirnos en la obligación de mejorar nuestra ciudad, solo debemos tomar la iniciativa y perseverar como lo hizo William Castro en dicha labor.
Hoy en dia cartagena es una ciudad de muchos contrastes donde vemos de un lado la ciudad bonita y del otro lado la ciudad humilde, pero gracias a muchas iniciativas se ha buscado que los cartageneros nos formemos en cultura y que cartagena sea una sola.
tal vez nuestra cartagena necesita mas personas como este señor, william castros, para mi, una especie de héroe urbano, personas con ganas de mostrar una mejor ciudad, personas que quieran luchar por lo que quieren ver, y quieran lograr un verdadero cambio, en mi humilde opinión diría que si todos queremos una ciudad diferente, pero iguales deberíamos de tomar esta iniciativa, pues siempre he creído que si en verdad queremos un cambio, debemos empezar por nosotros mismos.
No sería correcto decir que es falta de cultura, porque en realidad la tenemos, dispersa y variada, pero si la hay, más bien es un problema económico y de tiempo, Cartagena día a día es una batalla campal de supervivencia, los recursos no son proporcionales, están divididos, el que menos gana trabaja más tiempo, ganancia que se va en servicios y transportes, el que menos gana no estudio, o estudio pero su carrera no le ha sido de garantía, que ganas le va a quedar a una persona de asistir a un festival cultural si el estrés y el cansancio se convierte al final en los único que sobra.
El interés se pierde cuando no se cuenta con los recursos. Es irónico que la ciudad sea más de los turistas, que de los mismos ciudadanos, ese es el problema: vivir en Cartagena. Yo amo mi ciudad, es muy hermosa en todos los sentidos y con respecto a eso sigo con una idea de irme a vivir en otro lado del mundo, porque se ha convertido en esto, solo en un excelente destino turístico, que ni siquiera podemos disfrutar nosotros los nativos al 100%.
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